¿Cuál le conviene a tu negocio?
La respuesta es: depende del tipo de proyecto, del nivel de incertidumbre y de la cultura de tu equipo o cliente. Veamos una comparativa práctica según diferentes escenarios:
Caso 1: Construcción de una planta industrial
Modelo recomendado: Gestión tradicional
Por qué: En este tipo de proyecto, el plano ya está definido. Cambiar cosas a mitad del proceso sería extremadamente costoso o incluso ilegal. Aquí conviene tener todo bien planificado desde el inicio.
Caso 2: Desarrollo de una aplicación digital para nuevos clientes
Modelo recomendado: Metodología ágil
Por qué: Es un entorno donde las necesidades del usuario cambian constantemente. La agilidad permite validar rápido, adaptar funciones y lanzar mejoras sin esperar 6 meses.
Caso 3: Emprendimiento que lanza un producto al mercado por primera vez
Modelo recomendado: Ágil, con estructura híbrida
Por qué: Aquí no tienes toda la información desde el inicio. Necesitas salir rápido al mercado, escuchar al cliente, mejorar sobre la marcha. Pero también necesitas foco, por lo que podrías usar una mezcla de agilidad + estructura mínima predictiva para plan financiero o control de recursos.
Caso 4: Campaña de marketing con fecha fija (evento, lanzamiento, Black Friday)
Modelo recomendado: Híbrido o tradicional
Por qué: El deadline es inamovible. Puedes usar agilidad en la creación de piezas y en validaciones, pero necesitas cierto control predictivo para cumplir con las fechas clave.