¿Quién inventó la metodología ágil?
Aunque el pensamiento ágil como tal es colectivo, el punto de inflexión fue el ya mencionado Manifiesto Ágil, firmado en 2001 por 17 expertos en desarrollo de software en Utah, Estados Unidos.
Nombres como Kent Beck, Martin Fowler, Alistair Cockburn o Jeff Sutherland (co-creador de Scrum) son parte de este grupo.
Sin embargo, muchos de los principios ya venían aplicándose desde los años 90 en métodos como Scrum, Kanban o Extreme Programming.
El manifiesto no inventó una sola técnica, sino que dio forma a una nueva filosofía de trabajo que luego se extendió a múltiples sectores más allá del software: marketing, educación, logística, salud, consultoría, emprendimiento… y sí: gestión de proyectos en general.
¿Por qué es tan relevante hoy?
En un mundo que se mueve con rapidez, los métodos rígidos ya no funcionan. Las empresas necesitan responder en tiempo real a los cambios del mercado, a las necesidades del cliente y a la evolución tecnológica.
Por eso la metodología ágil no es una moda: es una respuesta natural a un entorno que ya no tolera estructuras lentas.
Y su impacto ha sido tan grande que instituciones como el Project Management Institute (PMI), una de las entidades más reconocidas en dirección de proyectos, han integrado metodologías ágiles dentro de sus certificaciones más valoradas a nivel global.
Hoy en día, contar con habilidades ágiles es una ventaja competitiva. Tanto si eres un profesional independiente, como si formas parte de una empresa o lideras un equipo, entender y aplicar agilidad puede marcar la diferencia entre avanzar… o estancarte.